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El despertar de otro mundo

Las palabras que estoy a punto de escribir muestran mi desesperación por la que será mi inevitable muerte, lo que contaré a continuación carece de detalles debido al horror que me corroe y que ha sido borrado por mi mente para evitar la locura, ansío que sirva como advertencia para cualquier hombre que busca en un libro las respuestas de aquellas cosas que ningún ser vivo tiene el privilegio de saber.

Todo comenzó cuando mi obsesión por aquel escritor de nombre Howard Phillips Lovecraft llegó más allá de leer cada una de sus obras y tratar de conocer el pasado de este literato que le orilló a una soledad inmensa, yo quería conocer más… aún más, lo cual me llevó a conseguir aquel libro maldito, el libro del que tanto hacia referencia: el mítico Necronomicón; cuando logré abrirlo en la soledad de mi habitación sentí aquel estremecimiento de pavor que se escurría por mis dedos e inundaba mi cuerpo, sabía que en mis manos tenía aquel poder del que tanto Lovecraft había alucinado. Pero lo que yo buscaba era realmente saber si este texto podía conducirme a conocer aquellos demonios y situaciones que había relatado Lovecraft en sus obras. Lo leí con minucioso detalle, intenté comprender hasta el más pequeño dato de aquellas palabras, sin importarme las advertencias que se encontraban en el mismo.

Después de terminar de leer aquel texto me decidí cruzar aquel umbral; entraría en los pórticos del conocimiento, aquellos que relata Lovecraft en el cuento de “A Través de las Puertas de la Llave de Plata”, aquellos pórticos que me darían la eternidad a lado de los dioses primigenios como Cthulhu y Azag-Thoth. Posteriormente de haber aprendido la pronunciación de aquellas palabras de la cultura sumeria antigua comencé a hacer aquellos ritos preliminares para obtener la vida eterna, siempre a lado de los libros de Lovecraft y el Necronomicón del Árabe loco Abdul Alhazred. A partir de ese momento comenzaron aquellas pesadillas que fungirían como advertencia pero que yo me negué a aceptar como tal, no sé a ciencia cierta lo que soñaba, pero sé que era un sueño aterrador, pues despertaba gritando de horror y sólo podía recordar aquellos tentáculos aproximándose a mi.

Tras casi mes y medio de estudio del Necronomicón estaba listo para conocer aquellos dioses y ser parte de ellos, decidí entrar esa misma noche, la madrugada llegó y me encontraba en un bosque cercano, con una oscuridad que paralizaba… ahí comencé:

¡Iä-R’lyeh! ¡Cthulhu fhtagn! ¡Iä! ¡Iä!
¡Iä! ¡Iä! ¡Cthulhu fhtagn!
¡Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah fhtagn!
¡Iä! ¡Iä!...

Lo que vi después de recitar aquellas palabras fue un haz de luz que se habría ante mis ojos absortos, sabía que había desatado un poder escondido por siglos… seguí recitando aquellas palabras y de aquella puerta apareció un ser de figura perversa y de fealdad no concebida por ningún ser humano en la faz de la tierra, me resulta difícil describirlo, de hecho sería imposible…, comenzó a recitar una serie de sonidos guturales, no logré comprender lo que me decía, ni recordé haberlo leído en el Necronomicón, además el simple hecho de mirar aquel ser monstruoso me dejó estupefacto, sus ojos mostraban la ira de haber sido despertado de su sueño eterno…, no pude responder nada y salí corriendo; corrí hasta llegar a mi hogar, puse cerrojo a la puerta y quemé aquellos libros en la sala que nunca debí leer, no pude dormir; incluso al cerrar los ojos aparecía la figura monstruosa de aquel ser. Traté de seguir con mi vida normal, pero estaba consciente de que había despertado aquellos dioses y me perseguirían sin cesar. Las pesadillas comenzaban a ser más graduales y más aterradoras, las noches son un tormento para mí, en las sombras sé que me miran, recientemente he visto secreciones raras que aparecen en distintos lados de la casa, sé de antemano que son aquellos dioses que me acechan y he escuchado a todas horas aquellos sonidos guturales y otros sonidos aterradores que me persiguen a todos lados y que se han agravado más y más.

En estos momentos los sonidos en morada se agravan…, la ventana pareciera que está a punto de reventarse… miro a seres monstruosos que rodean mi casa… han entrado… el fin está cerca… la puerta… la puerta…


Octavio Iván Jiménez Ramírez

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bueno, logró atraparme........

Anónimo dijo...

Este como todos los cuentos que lei son muy buenos y expresan lo que es el espero que publique otros.