Un espacio para compartir ideas, donde sólo la expresión es importante y en el que también se reconoce la obra de otros en Lontananza


¿Qué es la poesía?

Es un instante de tu vida que compartes
con el mío y ambos coincidimos

Es un cuadro dibujado con palabras,
pintado con sentimientos:
emoción, tristeza, nostalgia, amor, cariño,
recuerdos, pasión, impotencia, odio, coraje
cariño, ternura, dolor....

Instante capturado con letras
que arrancan una lágrima o una sonrisa
y transporta al lugar de tus ojos.

Es un aroma que describe, narra y canta...
Es cuando el alma se escurre por la tinta.
Y me quedo sin palabras...

La poesía está llena de “metáforas” y es de quien la vive.... “metáforas”.

La poesía te arranca un suspiro del alma
y te lleva lejos…
Traspasa las barreras del
tiempo y la distancia

La poesía es un acuerdo
del corazón con el lápiz.
Es la comunión que
puede salvar al mundo…

La busco a diario,
por todas partes, en todas partes.
En cualquier rincón...
en la calle, en el metro, en la ventana,
en tus pasos, en tus pechos,
en tu sonrisa, en tu melena y ojos medio bizcos...

Es juguetona, inquieta,
burlona, loca... irresistiblemente bella
Juega, brinca y se esconde...
Sigo sus pasos sigilosamente
y me doy cuenta que se encuentra
por todas partes, en todas partes
En cualquier rincón...



(Pilar Rincón)

Hoy me levanté...

Hoy me levanté… y me dije a mí mismo ‘quiero dejar de ser yo’… ¿qué por qué? ni idea, sólo me nació… así que decidido a encontrar quién sería a partir de ahora comencé a leer libros sobre cambio de apariencia, y cambio de personalidad… y descubrí que quería obtener muchas cualidades:

- La inteligencia de Albert Einstein y Charles Darwin: Con el poder de revolucionar el conocimiento del tiempo y el espacio como estos dos grandes de la ciencia(sea cual fuere la que practicaban cada uno... je)


- El talento musical de Beethoven y John Lennon: Creadores de dos de las melodías más hermosas que se han hecho: La Novena Sinfonía e Imagine, entre otras grandes obras maestras y clásicos.


- La capacidad de razonamiento de Maquiavelo y Marx: Estos dos hombres pudieron cambiar el pensamiento sobre el poder y la estrategia, y aún siguen haciendo ecos sobre los jóvenes que buscan algo en qué creer y sobre lo cual actuar.


- La valentía de Joan D’Arc y William Wallace: Que lucharon y murieron por un ideal de libertad de vida y pensamiento, y nos recuerdan que hay que darlo todo por lo que queremos.


- La seguridad de Cleopatra y Atenea: Que se volvieron símbolos de los países sobre los cuales reinaban (una en el mundo físico y la otra en el espiritual), por haber tenido dos dedos de frente para actuar.

- La galanura de Brad Pitt y George Clooney: …(¿Qué? Yo también tengo mi lado vanidoso)

Y así, después de que anocheció y revisé tantas historias de vida, me di cuenta que no valía la pena hacer el cambio… ¿por qué? pues por una sencilla razón: ELLOS YA SON HISTORIA, Y SER COMO ELLOS NO ME AYUDARÁ A SER HISTORIA. A mí me toca ser YO mismo, y que algún día alguien quiera ser como yo, no por vanidad, sino porque en algo hice cambiar la historia de este planeta.

Así que me iré a dormir porque mañana me toca a mí hacer historia…



Oscar Luján

Haikús de un momento

En el momento (afortunado y repetible) en que la vida nos agarra solos, nos enfrenta con nosotros mismos y provoca que nuestra alma se desborde, se flagele y cambie, llevándonos a una catarsis… no tenemos más que hacer, sólo afrontarlo y superarlo. Cuando pasa, se diluye; ya no es necesario decir bastante:

Mil cosas hay en su cabeza
Entre ellas
Yo no estoy

Que este dolor
Nunca se olvide
Pa’ que no vuelva más

Una gran puerta cerrada
En la necesidad
Se abrió

Fragor subterráneo


Descender no fue peligroso esta vez, ni el trayecto tan largo como para correr hacia la tenue luz de los autos que sobre nosotros pasaban.

No importó que el incienso se apagara derrotado ante el olor humano impregnado en el asfalto.



El recibimiento -a cargo de velas colocadas a falta de otra luz- fue natural, un poco disperso, pegándole a lo indiferente.

La razón: ultimar detalles para que la imagen se prendiera de la estructura desgastada de aquel desnivel peatonal.
Crear, por fin, un lugar para el Fragor subterráneo.



Y se impuso el estruendo. El arte continuó escapando de las válvulas de algún spray y formando letras, personajes, frases, graffiti.



La fotografía continuaba mostrando ideas alternas, noches de tomas, sombras atendidas por un lente.

Y las brochas en óleo también se colaron en este espacio literalmente underground; en este punto de fuga para los creadores que refugiaron sus trazos y su música en una fracción de noche, invitándonos así:



“Permitámonos bajar, ir al fondo, hasta donde la imaginación y los sueños dan origen al soplo que da esperanza”.


(Fragor subterráneo, Calz. de Tlalpan, Octubre 2007)





Placer

Ahí estás tú, recostada en la cama, esperándome. Tu ojos me miran al salir del baño, te excita verme sin camisa… no puedes evitarlo. Tocas lentamente tu pierna con la yema de tus dedos. Rodeo la cama sin mirarte, me siento dándote la espalda y me desabrocho los tenis, de reojo veo estirarte. Tocas mi espalda, tus manos son frías y me causan un escalofrío que me recorre todo el cuerpo. Rodeas mi pecho con tus brazos y me jalas hacia ti, quieres amarme… es innegable. Me recuesto y te miro, sonríes ligeramente y comienzas a besarme el cuello, pero no siento la menor excitación. A pesar de llevar tanto tiempo contigo nunca me has satisfecho del todo. He cumplido todas tus fantasías tontas y sin sentido, yo nunca te he pedido ninguna, pero siempre he querido hacer algo diferente… Me abrazas y muerdes mis labios, giro un poco para estar sobre de ti, tu boca no se desprende de la mía, me separo un poco y te susurro al oído: -Espera aquí, no te muevas… Camino hacia el closet, lo abro sin dejar de mirarte, cierro mis ojos mientras giro mi cara. Tomo mis dos únicas corbatas, las jalo del gancho y caen suavemente, mi caminar hacia ti es tranquilo, te extraña mi actuar, pero esa extrañeza te excita aún más. Comienzo a besarte mientras quito tu blusa con suavidad, aunque tú te la quitas al final, tus senos están libres pues, como casi siempre, no traes brassier. Beso tu cuello y bajo lentamente, toco tus pezones, los pellizco y los jalo ligeramente, sé que te gusta; lamo tu vientre y desabrocho tu pantalón botón por botón, comienzo a bajarlo con todo y pantaleta, me cuesta un poco de trabajo, pero de un tirón por fin está abajo. Tus manos intentan desabrochar mi pantalón pero las tomo y las jalo hacia arriba; tomo las corbatas que están en mi cuello y hago un nudo en cada muñeca y te amarro a la cabecera, tomo tu pantalón y amarro tu pie a la esquina inferior de la cama con él, con tu blusa hago lo mismo en tu otro pie. Tu cara es de total extrañeza, no entiendes lo que sucede; en realidad no me importa. Ahora sí estás a mi merced… comienzo a lamerte las piernas y subo hasta tu boca. Comienzo a quitarme el pantalón, te encanta ver cómo me desnudo y te muerdes los labios de la excitación, con mi pene rodeo tu pubis mientras me susurras que quieres sentirme ya. Penetro rápidamente y sueltas un quejido que no sé si es de dolor o de placer. Mis movimientos son lentos y tú sólo cierras los ojos, pero en cuanto mi vaivén acelera los abres. Me encanta estar así, me incita saber que te domino. Ahora mis movimientos son tan violentos que comienzas a quejarte, pero no puedo parar ahora… ahora no. No puedo más y te suelto un puñetazo en la nariz… comienzas a gritar, tomo tu pantaleta y la meto a tu boca, ver la sangre correr por tu cara me enciende aún más. Te golpeo nuevamente en la cara y tus gritos son más fuertes ahora: -¡Quítate por favor, no me pegues! Mi pelvis se mueve frenéticamente que te saca sangre de la vagina. -¡Me lastimas… me duele…! Muerdo tu pezón con tanta fuerza que logro arrancarlo... la sangre corre por mi boca, nunca había sentido este placer tan indescriptible. Tus gritos me aturden y te golpeo… por fin te callas, creo que te noquee. Sigo mordiendo tu seno y lo arranco de tajo, meto mi mano en tu carne y toco tus costillas sin dejar de penetrarte, no te mueves…creo que estás muerta… que delicia. Jalo tu piel hasta tu estómago, puedo ver tus intestinos, me encanta sentirlos entre mis dedos, es el más grande placer que había sentido, por fin terminaré… me salgo y eyaculo en tus vísceras y veo cómo se mezcla mi semen con tu sangre… es hermoso. Caigo rendido a tu costado, fue exquisito el orgasmo, volteo y miro tu cadáver con los ojos abiertos llenos de terror, sé que querías complacerme en todo, por fin lo lograste… y de qué manera.

Octavio Iván Jiménez Ramírez.

Olor a viejo

Mi abuela no entiende por qué mi abuelo tiene guardados tantos cachivaches en su tallercito, yo sé que en el momento en que necesite una tabla, una herramienta, un fierro de cualquier forma, será más fácil que lo encuentre ahí a que lo mande a hacer; él se refugia ahí por horas, martillando, inventando, revisando objetos que a simple vista son irreconocibles, él siempre les encuentra un uso. Lo bueno es que sabe defenderse: “Ya cuando me muera haz lo que quieras con mis cosas, ahorita no me molestes”.

Mi tía no entiende por qué mi otra abuela se rehúsa a tirar ese buró maltrecho y estorboso, o ese mueble impráctico que ya no combina con el decorado de la casa. He sido cómplice de que se tiren cosas a escondidas, a lo que, si mi abue se diera cuenta, con una mirada de nostalgia se opondría rotundamente.

Las cosas son eso, nada más; pero cuando uno les imprime un valor íntimo por habernos acompañado en cierta etapa, por ser el recuerdo constante de un amor de cualquier tipo o porque tienen una presencia fundamental en nuestra vida, entonces dejan de ser sólo objetos y se convierten en un sentimiento que al pasar de los años es cada vez más profundo y místico, se mudan en historias, en Historia.






























¿Qué tan viejo puede ser un objeto que ha pasado por mil manos comparándolo con la historia que en su tierra guarda el mundo?

Imposible responder, pero vaya que nos aferramos a ellos con la fuerza que sólo el miedo a la intrascendencia puede propiciar. Dejar de creer podría significar negar a los que fueron, a los que pasaron por donde ahora miramos con sorpresa el metal oxidado, las piezas toscas de una máquina poco funcional en nuestros años, las caras ingenuas de generaciones revolucionarias cargadas con todo el equipo propio para la batalla que leímos en libros.

Sentir la aspereza de aquellas cosas, respirar el polvo de una biblioteca de siglos, mirar la madera en busca de polillas nos obliga a pensar en un futuro en el que lo nuestro (nosotros) también será historia.

Es, quizá, un esfuerzo por regresar...