Un espacio para compartir ideas, donde sólo la expresión es importante y en el que también se reconoce la obra de otros en Lontananza


No es olvido..

Si por momentos me río, es la memoria,
son los recuerdos,
a veces el hastío...

Si me alejo, cierro los ojos
para no verte, para no pensar,
entre otras cosas,
para caer en el olvido...

Cierro mi boca,
alejo el silencio...

Cuando en verdad me alejo,
recuerdo las cosas, las caras,
los gestos, los besos perdidos,
las manos, las voces, las risas...

Y vuelvo al rincón, herido y urgido de todo...


Kuauhkoatl

Piel morena

Regálame tu piel
para envolverme en las noches frías
y en las que no también.

Quiero ataviarme con ella
y llenarme de felicidad.

Si es de color cobre,
porque el sol te besó,
quiero yo besarte toda
para sentir su calor.

Quiero recorrerte
milímetro a milímetro,
convertirme en peregrino
y perderme en las dunas de piel.

Entonces quiero
perderme otra, y otra vez,
porque seguro estoy
que un oasis he de encontrar.

Quiero estar a tu lado
para sentir el calor
que de ella emana.
Y en son de arrullo
quedar dormido
como un niño.

Déjame hablarle más cerca.
Seguro estoy
que pronto me responderá
y una historia me contará
para llevarme a volar.


Pilar Rincón

Fragmentación dolorosa III

SOLEDAD
Me deslizo como una sombra entre formas humanas;
Hastiado del cielo y las estrellas,
De vivir indiferente; alejado del mundo,
Implorando un momento sin dolor;
Enjugando lágrimas de sangre
Que me hacen reconocer que estoy vivo.
A pesar de mi espanto, de mi ausencia,
Nada puede ser mejor que esto;
Tan patética existencia no tiene remedio,
Sólo un camino, un destino final... morir.

***

SOLEDAD 2
Mis ojos púrpuras quieren huir
Y no ver más este asqueroso mundo;
mis cansados brazos quieren caer
y no pelear más en este pedazo de locura.
¿Por qué esta vida duele y se desangra?
¿Por qué la melancolía me lleva hasta el delirio?
¿Por qué el tormento está en todas partes?
Sin embargo, no quiero sobrevivir a la tristeza
si es para ser como tú.

***

MISÁNTROPO
De nuevo me envuelve una cápsula invisible;
Hay mucha gente pero nadie a mi alrededor,
Todos se amontonan lo más lejos posible...
¡Gracias! Han comprendido mi aversión.
Desde donde me encuentro los observo,
Todos son palurdos que juegan a aprender,
son patéticos por sí mismos
en su degradada condición de perdedores.
Este sistema los plasta sin piedad;
Ellos inclinan la cabeza y se postran,
Con llanto lavan los pies de sus verdugos
Y con los labios besan la tierra que pisan.
Son como animales rastreros,
El miasma excrementicio que dejan a su paso
Es su trascendente obra;
Infinidad de pequeños seres estupidizados
Sin mente y sin idioma, serviles;
Dispuestos a humillarse más y así obtener la lástima
Que por sí solos no son capaces de merecer.

Morgoth



Yo la quiero más que tú

Yo la quiero más que tú,
La he soñado enamorada
Escucho a diario su piel que pide más,
Sus ojos algo me dicen,
Quizá que están muy solos,
O tal vez me anuncian el retiro de tus besos a su piel.

Pero ¿qué puedo hacer?,
Ella está contigo,
Aún sigue ahí; aguardando,
Y recuerda las primicias conjugadas entre dos,
La fórmula que ya no ha de volver.

Ustedes encontraron una noche la respuesta,
Y la escribieron,
Sobre sonrisas dibujadas,
Sobre piel sudada,
Sobre espacios inventados, llenos, colmados.
¿Recuerdas?

Labios + (una palabra),
Multiplicada por tres dividida entre la piel = ¿Qué nos daba?

No,
No recuerdan la respuesta,
No pueden encontrarla,
Está perdida, y la buscan
En sus labios ansiosos,
En sus manos gastadas,
En los sexos fatigados,
En los ojos que no dialogan más.

Un día fueron todo,
Y ahora todo lo han perdido
Se quedan solos
Añorándose, recordándose,
Alejando el recuerdo con la cercanía
La costumbre te ha tocado
Y no lo soportas, te vas desesperando,
Crees que la has perdido,
Pero tú no sabes.

Yo la observo caminando
Tan desesperada
Tan desolada.
No la quiero ver así, me duele.

Ella sabe que no volverás,
En ese momento quisiera tomarla
Entre mis brazos y decirle:
Ya no más, no trates de buscar.

Ella parece no entenderme,
Lleva la vida junto a mí,
Y sólo me mira con nostalgia,
No sabe quién soy, me ha guardado.

Soy sus pasos ahora desorientados,
Sus pensamientos que espero reacomodar,
Sus silencios dolorosos,
Su eterna trascendencia.

Yo la Quero más que tú,
Por eso te pido: déjame con ella,
No te la lleves,
No te lleves la música de sus ojos,
Déjame con ella,
Porque un día,
Al abrir su armario,
Se mirará al espejo
Y me reconocerá.


Gabriela Magallanes

Un par de cuentos

El asalto (1999).

Miré por el retrovisor. Ninguna patrulla me seguía ya. Todo fue muy fácil, una pistola, un policía gordo y el Marquís negro. Aceleré hasta ciento sesenta por hora. ¡Qué vida de ahora en adelante!: viajes, autos, mujeres. ¡Maldita vaca!, se me tenía que atrave... ¡ay, duele doctor!


La gallina (1999).

—Roberto me dijo que no me atrevería a cortarle el pescuezo a la gallina consentida de la abuela, que era puro cuento que me la iba a comer en caldo y que, de hacerlo, ella moriría de la tristeza.
—¿Y tú que le respondiste?
—Pásame un limón y orita en el velorio te sigo contando.



Juan Carlos Zamora

En el país de las luciérnagas


Un desierto inmenso. El viento que sopla tranquilo. Un niño que juega a esconderse en arenas interminables cuando de pronto comienza a correr porque alcanza a distinguir un zumbido que llega multiplicado por el silencio de ese paraje desolado.

Corre y sus pasos pequeños parecen traicionarlo. Una vez se tropieza, dos, tres veces, pero se levanta de nuevo y continúa corre que corre aterrorizado, porque sabe del terror que lo acecha, lo sabe bien porque desde pequeño ha vivido sumido en el terror.

Tropieza de nuevo y esta vez un erizo seco, prueba de que alguna vez existiera un mar en ese desierto inmenso, un erizo filoso y lleno de veneno que le punza se le clava en la rodilla. Pero el niño del desierto no es un niño débil como lo fueron sus ancestros.

Está acostumbrado a pasar días enteros sin nada que comer más que un pescado seco o una lagartija que encuentra debajo de las piedras o en algún pozo escondido que el sol implacable aún no ha evaporado.

Así que, sin pensarlo dos veces, arranca el intruso de su piel curtida y corre con más fuerza que nunca porque sabe que el refugio más próximo está debajo de la piedra en forma de estrella y no la ve, debe estar lejos todavía y el zumbido aumenta.

Seguro vienen por él, a su reina le gustan los niños, su carne es más suave y dulce, como las avellanas tostadas cubiertas de miel, ¡qué asco!, un escalofrío, un sentimiento de repulsión lo inunda al imaginarse siendo alimento para esas sabandijas asquerosas, antes preferiría morir, pero sabe que si lo atrapan su destino será un camino inexorable hasta el estómago hambriento de la bestia alada.

Ahora el desierto es un torbellino de colores, tiene sed, hambre, sueño. Quisiera dejarse caer, pero sabe que debe correr con más fuerza que nunca pues ya sólo faltan unos pasos para llegar a su salvación. Sin embargo, el zumbido es ya demasiado próximo, un aleteo de alas descomunales, un zumbido penetrante de bocas sedientas de un trozo de carne para llenar sus estómagos vacíos.

Siente terror a morir y se vuelve un niño indefenso. Atrás quedan las horas de cacería en las que siempre se destacara por ser el más valiente; cuando uno es la presa la perspectiva cambia sensiblemente, él sabe que ya vienen y, sin embargo, corre pues lo empuja un impulso más fuerte que él.

A lo lejos distingue la piedra en forma de estrella, pero se queda helado como una estatua porque ellos ya vienen, incluso puede sentir sus respiraciones de aire frío y maloliente, como si no pertenecieran a este mundo.

Decide arriesgarse pues de todas maneras no tiene nada que perder, y por obra de un milagro desconocido llega hasta la piedra y logra removerla lanzándose al vacío con una mezcla de inquietud y alegría.

Pero entonces comienza la verdadera pesadilla, porque ellos lo han visto todo. Saben dónde está escondido y aunque no pueden caminar como él sobre la tierra tienen muchas manos para escarbar y hurgar lentamente, como si buscaran un pequeño gusano con sus ojos de faroles encendidos que todo lo ven en la oscuridad.

En el fondo de ese pozo oscuro y tétrico otros como él aguardan inmóviles la desgracia inminente. Ya no hay a dónde escapar. Ya no hay a dónde ir. Entonces, oh entonces es cuando se pacta el sacrificio. Acuerdan el trueque macabro, la vida de aquel niño a cambio de conservar las suyas.

Ya no llores, niño de nadie. Tú no tienes papá y tampoco mamá, ¿para qué quieres seguir viviendo si la vida es sólo desgracias? Morirás por todos nosotros -le dicen- y todos detienen al pequeño que se agita con desesperación porque comprende la traición de los suyos.

Llora y grita, llora lágrimas gruesas de espanto y terror incomprensible, pero ellos son cazadores del desierto y sus manos son implacables y hábiles. No lo matan porque saben que a ella le gusta comerlos vivos mientras se retuercen de dolor.

Luego, cuando comprende que su destino es morir se abandona a un sueño incómodo. Una luciérnaga gigante que lo devora.

imv

Accionismo vienés y el arte de Dix





Luego de involucrarse directamente en la Primera Guerra Mundial, el pintor alemán Otto Dix (1891-1969) convirtió tal experiencia en uno de los temas fundamentales de su obra que abarca más de 6 mil dibujos y bocetos, diversos retratos, además de lienzos y acuarelas.

El horror de la guerra como móvil de su arte...


La imagen anterior -de Günter Brus- es una muestra del movimiento artístico denominado Accionismo Vienés (Wiener Aktionismus) surgido en los 60 del siglo XX como resultado del esfuerzo por llevar el arte al terreno de la acción. Entre sus principales representantes se encuentran Günter Brus, Otto Mühl, Hermann Nitsch y Rudolf Schwarzkogler, sin embargo, nunca establecieron dicho grupo conscientemente.

"Un buen número de artistas reaccionaron contra la situación en la que el arte y ellos mismos se encontraban, con la casualidad de que todo ello sucedió en la misma época y tuvo similares significados y resultados".

Hermann Nitsch


*Esta expresión llegó a Lontananza gracias a Morgoth

Sueños inanimados

Somos una generación de muñecos rotos.
Rotos en los sueños, en la mente.
Vamos por el camino recogiendo
los pedazos inservibles de nuestra alma.
Damos tumbos
recorriendo un camino que no vemos.
La oscuridad se nos metió en la cabeza.
Incapaces de ver, pensar o expresar,
somos autómatas
adorando a falsos dioses,
inventando nuevas religiones,
construyéndonos alas de papel y de cera,
corriendo como locos,
creyendo que somos libres.
Pobre generación marchita:
dormida en el dulce sueño de la ignorancia.
Amamos con los ojos cerrados,
pensando con la mente infecta,
caminando siempre hacia atrás,
cayendo pero nunca levantándonos.
Perdidos en la soledad de nuestros cuerpos,
perdidos en la inmensidad de un pequeño dedal.
Pobre generación muerta
llorando la pérdida de lo que jamás será.
Muerta antes de nacer, muerta antes de tan siquiera ser imaginada
por unos dioses crueles y perversos
que se divierten, viendo como caen y no se levantan…
los pobres muñecos rotos.

Bietka

Razones de la marioneta sin hilos


a punto de que la princesa dormida abriera los ojos,
a punto de que el joven viajero encontrara la entrada al castillo
encantado
a punto de que hubiera una posibilidad de existencia para ese castillo
a punto de darle vida al maleficio, y por esta medida conjurarlo,
a punto de que hubiera una capa, una espada y una posibilidad de principado…
a punto solamente,
a punto de algo

José Carlos Becerra



Habito en este nido invisible bajo la nube, desde aquí miro la ciudad, desde aquí contemplo los propósitos de año nuevo que la gente no cumplirá ni tres días, los abrazos, los festejos, las caras felices, los adornos, las envolturas de regalo en los camiones de basura, el dinero derrochado en ánimos de fe fraternal. La ciudad huele a pinos con esferas y a cartas a los reyes magos, los niños cuentan los días para despertar entre juguetes no pedidos o con el asombro y la tristeza por el vacío de aquellos jefes que no tuvieron lana para comprar una bicicleta. No soy dios, no estoy bajo la nube como ente superior o alter ego de un análisis antropológico de la navidad y el año nuevo. No. Me dejaron ahí, esperando una ruta que se calibró en tres meses de sueños, de un delirio fascinante por un beso y un olvido, por una entrepierna rubia y una promesa de 85 años, por un pacto con el abismo sin paracaídas, por una frase acuñada en un árbol cibernético: la mirada verde no es sin ti… Estoy en pausa. Congelado. Detenido. Una marioneta sin hilos, sin esperanza de una mano que levante los maderos en cruz para volver a mover los brazos y las piernas, de menos el chasis de mi cabeza, porque en el interior, en mi cerebro, en ambos hemisferios sólo habita una mujer, mis ojos son la extensión de su mar, de su sonrisa más franca, mi nariz es un tinaco con agua de colonia Mónica número 5 ó 6 ó 7 u 8 o tantos aromas exquisitos que besé en intensas noches de automóvil varado en cualquier banqueta, al menor pretexto, al instante del deseo o de la codicia por su cuello o por besar sus manos. Esa mano árbitro, nos gritaron una vez desde la ventana de una casa de estudiantes, no nos importaba, el frenesí de sorber el tiempo en el cuerpo del otro podía más que las miradas ajenas y no tanto. Estoy piedra o madera, da igual, soy un Pinocho sin el Ada de los cuentos, sin Gepeto, sin Pepe Grillo que se fue a la cantina para derrochar los pocos arrebatos de sobriedad que le quedan, se enamoró junto conmigo, fue inevitable que mi conciencia quedara al margen de la vivencia sísmica de esa mujer que era, es, muchas mujeres como dice el poema de Gelman. Contemplo el vacío con ojos gachos, a veces su rostro se multiplica como calidoscopio. Brilla. Su rostro brilla. No ha perdido el fulgor. Rubia, pelirroja, lacia, ensortijada, de trenza, de coleta, con el cabello suelto da igual, es la multiplicación del caos que me revienta en las entrañas por su desaparición digna de un mago extraordinario, sin humo, sin fuegos artificiales desapareció, se dio a la fuga. No dejó cartas explicatorias ni mapas para buscarla ni rastro de su paso por mi vida. Se llevó el viento y el agua, se llevó la vaca y el gato, enderezó mis lentes chuecos para que yo mirara bien y partió. No se lo dijo a nadie, no se lo confesó a ninguno, ahora se transfiguró en silencio. Estoy tiritando, no hace frío y estoy tiritando, tengo miedo, me da horror el otro paso: el olvido. Quiero resistir. Bañarme mientras regresa, cepillarme los dientes, cortarme las uñas de los pies, rasurarme la barba y el bigote, hacer ejercicio, comerme un elefante, leer completa La comedia humana de Balzac, escribir una novela de quinientas páginas, construir una cajita musical, mezclar cemento, remojar adobes, fumar marihuana, cazar mariposas, pescar ilusiones, beber leche con donas, hojear el periódico, componer canciones, contar hormigas, escupirle desde arriba a los coches, bailar un danzón, olisquear calzones de mujeres ajenas, doblar muñequitos de origami, escuchar a Brahms, cargarle las bolsas a las señoras en el mercado, correr hasta quedar exhausto, llorar toda una noche, fundir focos subiendo y bajando el interruptor, mezclar agua y aceite, mediar la paz en medio oriente, cruzar el umbral del tedio, del fastidio y de la profunda tristeza, tender la cama y cultivar flores en un jardín. No puedo. No soy fuerte. Soy un cobarde que deglute ansiolíticos de a dos por día, que se quedó pasmado por su decisión confusa de buscarme y no, de quererme y no, de amarme y no, de también llorarme y no, de también sufrirme y no, de extrañarme y no, de querer llamarme por teléfono y no, de buscarme y no, de besarme y no, de querer mi mano y no, de querer explicarme y no. Ni ella lo sabe, ni ella misma está segura. Ni ella ni yo ni nadie. Estoy bajo la nube. Miro la ciudad y se apagan las luces, miro el celular y no hay llamadas ni mensajes, miro ese bar donde comenzó el idilio y ya está a punto de cerrar sus puertas definitivamente, miro mi casa y a mi exmujer y a mi hijo que se ponen la pijama para dormir, miro a mis amigos en su cotidianidad amorosa de pareja, miro un departamento azul vacío con una cama abandonada, miro a la terapeuta y al psiquiatra que me esperan con la nueva receta y la nueva moraleja, miro el encendedor rojo que me regaló la última vez que salimos, enciendo la cuarta cajetilla del día, miro un auto negro que se aleja, miro a Mónica que va conduciendo en dirección contraria a la nube, lleva en el asiento trasero una marioneta que sí tiene hilos y que yo le regalé para que la cuidara. Ella acelera, la luz roja de los faros traseros se pierde en la lejanía… Aún así, tengo razones para esperarla, aunque su regreso sea como una sombra.


Antonio Monter Rodríguez

Hoy, un día violentado

Es curiosa la manera en la que todos o, por lo menos, todos los medios han felicitado a las mujeres que YA no se dejan violentar. Claro que no es casualidad que precisamente hoy recuerden que existe sufrimiento en este género (sin subestimar el sufrimiento masculino); para ello se tomaron la molestia de asignar un día del año: 25 de noviembre, al que decidieron otorgar el “orgullosisímo” título de día internacional de la erradicación de la violencia contra las mujeres.

Con algo estoy completamente de acuerdo: la violencia entre géneros sólo se eliminará cuando en nuestra formación y condición humana exista el valor del amor propio; no se confunda con el ego o la soberbia, sino con los límites de cada mujer para defender racionalmente esa postura que juega ante el mundo, pero no ante un mundo hostil y agresivo que se manifiesta en las más sorprendentes formas.

No se pretende elevar un género por encima de otro ni ubicarlos en el mismo sitio, eso no es posible por el simple hecho de que la naturaleza pensó hasta en esas diferencias que serían fundamentales para lograr lo que no se ha logrado: la complementación.

Sin embargo, no se pueden cerrar lo ojos ante los cambios positivos que ha tenido la sociedad mexicana. A diferencia de hace no muchos años, ahora son más los jóvenes que apoyan la igualdad respetando siempre las diferencias, también son más las mujeres que han decidido responsabilizarse de su propio cuerpo, no sólo aplicándose anticonceptivos sino cuidando su ser como tal, borrando poco a poco la idea de que sólo son una fabrica de nuevas vidas que en otro tiempo, quizá, educarían de la misma ignorante forma en la que las educaron a ellas.

Estas acciones son las que tienen real importancia y trascendencia y que superan a la formación de organizaciones que utilizan términos igualmente lamentables como grupos vulnerables o sexo débil. Sólo la institución que ofrezca apoyo en el más amplio sentido de la palabra se puede considerar benéfica socialmente.

Pero, precisamente hoy, es importante mencionar que la violencia en el mundo es impresionante y, en nuestro país, Ciudad Juárez no tiene la exclusiva en este ámbito que más que crisis social parece representar lucha de poderes y ausencia de valores fundamentales, no religiosos sino simplemente humanos.

Sólo por si alguien se atreviera a dudar que este texto tiene fundamentos más que tangibles, recordemos que a nivel nacional 36.7 por ciento de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia, 20 de cada cien asesinatos ocurren dentro del ámbito familiar, 10 de ellos son de maridos que han asesinado a sus esposas y el 84 por ciento de las victimas considera que la violencia es algo natural y un asunto privado que sólo compete a la pareja.

Infinitos cifras que, quizá, se traduzcan sólo en caras de sorpresa o en el peor de los casos, de indiferencia nos colocan vagamente en contexto para decidir si hoy es un día digno de festejo o deberemos esperar a que no disminuyan las muertes, sino que un país sin violencia en amplio sentido no sea sólo una idea utópica.

Fuente: CIMAC —Comunicación e Información de la Mujer, A.C.—

Fragmentación dolorosa II


ARIDEZ

El hueco que tengo en el estómago me duele
y las lágrimas se atropellan en mis ojos para salir;
resulta imposible controlar las manifestaciones
propias de un dolor que dejé de sentir hace tiempo.
La soledad y el abandono ya no lastiman,
se han vuelto tan comunes que son imprescindibles.
Ya no me queda ni siquiera el gusto de la destrucción
pues me resulta patético envolverme en el cliché
del vampiro, misántropo, decadente y filosófico.
Las alucinaciones etílicas nunca fueron cura suficiente
y ahora ni siquiera son un paliativo necesario,
cuando sólo soy un paraje desértico,
una hoja en blanco.
No busco, no intento;
estoy repleto de algo contrario al deseo,
el tiempo se me escurre,
la vida se me escapa,
el mundo se me esconde,
y nada me deja huella visible.
Soy aparentemente normal: inofensivo y enajenado.


***

ASCETA

Sigo aquí, esperando un poco de inspiración
mientras el sufrimiento se apodera de mí;
ese dolor del cual eras la cura
y del que hoy formas parte,
se ha agrandado de manera insoportable.
Antes eras medicina que sanaba mis psicosis,
ahora me mantienes rispo;
estás en la catástasis de mi dolor,
sólo resta esperar la distensión del sufrimiento
en una caída grotesca y definitiva.
No sé por qué vivo obnubilado,
inconstante siempre que intento sentir;
dando tumbos en los caminos seguros y
alejándome a toda costa de lo entrañable.
Me arrojo siempre al abandono,
al encierro lacerante de mi mente,
donde la desesperación se apodera de mí
y me hace extrañar lo que acabo de dejar.
Vivo con la expectación de lo que vendrá
después de que he soltado lo que asía,
mas sé que cuando tenga algo nuevo en mi vida
otra vez lo dejaré ir generando mi sufrir.
Nada de lo que me pasa es ajeno,
esto ya lo he vivido varias veces;
la diferencia estriba en que cada vez parece la última,
y al no serlo duele siempre un poco más. Ya pasará.


Morgoth

VNV Nation


VNV Nation, una de las mejores bandas en Europa dentro de la escena electrónica, consolida su permanencia y refresca los escenarios del género con su más reciente album Judgement.

El dueto inglés, integrado por Ronan Harris (voz y composición) y Mark Jackson (teclados y batería), ha logrado explotar la tecnología para convinar música bailable y sensibilidad en sus letras.

VNV Nation es un grupo que llena el escenario de energía, lo que garantiza su espectáculo e invita a integralos a tu colección.

Escucha un poco de ellos pulsando aquí:
Caín

Dieciséis años sin la reina

Él podía andar como un alumno más del Earling Collage of Art y sin un centavo en la bolsa, pero desde entonces resaltaba su forma llamativa y extravagante de vestir que, unos años más adelante, le daría una presencia singularísima en el escenario. Como simple admirador del grupo Smile, conformado por May Brian y Roger Taylor (guitarrista y baterista de Queen, respectivamente), fue quien reanimó a estos muchachos para no claudicar con el proyecto de su banda. Unos le llamamos Dios, otros destino, pero, como le quieran decir o a quien le quieran echar la culpa, hubo algo que puso a Mercury en ese lugar, en ese espacio, con esos personajes y en el tiempo donde roqueros como Jimi Hendrix podían influenciarlo muy de cerca.

Son muchas las aportaciones que Mercury hizo a la agrupación a la que perteneció y en la cual logró desarrollarse como un verdadero artista y “show man”, no por nada su declaración, que, aunque petulante, todos sabían, era cierta: “Nunca me he considerado el líder de Queen, la persona más importante, quizá”. Podemos empezar por adjudicarle el nombre de su banda; él sabía que el grupo necesitaba un nombre elegante y universal, simple pero con presencia, y claro, bajita la mano, también llevaba implícita una connotación gay, pero esa era sólo una de las miles de interpretaciones que se le podía dar a la palabra “Queen”. Dicho nombre, después de causar risas y desconcierto entre los demás integrantes, al final fue elegido de común acuerdo y utilizado por primera vez el 27 de junio de 1970 para un concierto de beneficencia en el Imperial Collage.

Frederick o Faroukh Bulsara, nacido el 5 de septiembre de 1946 en Zanzíbar, fue sin dudarlo, un genio musical; era totalmente propositvo y jamás le dio miedo experimentar; cuando entraba a un estudio, se adueñaba de él y explotaba sus recursos hasta el límite. Hay muchos ejemplos para demostrar las virtudes de Mercury como músico; Liar, Killer Queen, Bicycle Race, Don’t stop me now y la última rola que escribió, These are the days for our lives, son sólo una probadilla de su extenso trabajo como autor e intérprete.

Su obra maestra fue la incluida en el disco A night at the Opera, “Bohemian Rhapsody”, este sencillo, trabajado sólo con los cuatro integrantes del grupo y el productr Roy Thomas Baker, tiene 182 voces superpuestas y, entre la sección operística, la de rock, las mezclas de los instrumentos y los fragmentos vocales que de un momento a otro se le ocurrían a Freddie, la rola de seis minutos fue terminada en un lapso de tres semanas. Además, no sólo es el virtuosismo en la música, sino que, por toda la imaginería que tiene en su contenido, se puede pensar que es la confesión de un asesinato, la declaración de arrepentimiento que Mercury le hace a su madre o simplemente la rudeza de las relaciones humanas; al final, el autor de esta obra, lanzada el 31 de octubre de 1975, decìa al respecto: “creo que la gente debería limitarse a escucharla, a pensar en ella y a sacar sus propias conclusiones sobre lo que el tema dice a cada quien”.

Lo que Freddie hizo, todo lo que construyó, cada una de sus creaciones, eso, todo eso, puede quedar guardado para siempre en la historia de la música y ser admirado por cada uno de los que hemos tenido la oportunidad de conocer su trabajo. Sin embargo, él no fue inmortal, el 24 de noviembre de 1991 falleció a causa de una bronconeumonía desarrollada por el SIDA, justo un día después de que hizo pública su situación de salud, sosteniendo ante los espectadores de una cadena televisiva que era portador de VIH. El mundo se estremeció, fue difícil afrontar la pérdida del líder de una banda tan importante, los mismos integrantes sabían que en ese momento, sin Freddie, Queen también dejaría de existir. Unos meses después, en abril de 1992, se celebró un concierto en su memoria y en beneficencia para el combate contra el SIDA, en el estadio de Wembley de Londres.

¿Hay que justificar este texto sobre La reina? Tal vez no hace falta; la grandeza, el virtuosismo, su arte, su vida, su canto… todo lo que implica nombrar a Faroukh Bulsara, siempre y en cualquier circunstancia será bien recibido. Pero qué bien hacerle una remembranza en este mes que cumple 16 años de estar lejos, 16 años de que el mundo ruede sin su presencia, más de una década y media de recordar a Freddie Mercury… Dios salve a la Reina.


“Siempre me he considerado una estrella y ahora parece que el resto del mundo está de acuerdo conmigo.”

Fragmentación dolorosa...Morgoth

ESQUIZOIDE


Si sigo aquí acabaré volviéndome loco;
Cada rincón, cada fragmento de esto
Se halla plagado de inquietante muerte.
Tal vez sean las hormigas
Que cubren mi cama y mi cuerpo,
Las arañas del techo
Que caen a mis brazos mientras estoy dormido;
Probablemente sean los moscos invisibles
Que vienen a beberse mi vida noche a noche,
O las lagartijas que se pasean por mis pies
Y suben por las paredes manchadas de sangre.
Todo consume mi existencia
En este encierro ruidoso y sofocante;
Y el recuerdo de lo que fui alguna vez ya no ayuda,
Daña más, parece tan lejano que prefiero olvidar.
Me abandono a esta realidad que me anula,
Empiezo a formar parte de ella;
El sufrimiento se torna constante
Y me acostumbro a sentirlo, juego con él,
Lo manipuló, lo transformo,
Unas veces en un zumbido constante
Que me revienta los tímpanos;
Otras, en sensaciones punzantes
Que atraviesan mi cuerpo y pican,
Tanto que me arranco la piel con mis larga uñas.
La masa sanguinolenta en que me he convertido
Me alimenta y mantiene vivo...
¿Por cuánto tiempo más?


***


SEXO

Las palabras se escapan, se funden con la firme intención de estructurar frases que palien el dolor causado por la cercanía de los cuerpos.
El mundo que ambos crean aparece como un intento de extracción absoluta del cosmos.
Las mentiras se confunden una y otra vez con el movimiento de las olas que se elevan hasta el infinito; como lenguas monstruosas que los envuelven y exprimen hasta que llega la calma del éxtasis.
El “fin” es el único objetivo que acaba con la falacia del acto mismo.
La exsuda, la exhala, la exhuma; la convierte en humo de tabaco que llega hasta el techo en segundos para expandirse, desaparecer y volver a comenzar.



Morgoth

Playa...paraíso

Este lente viajero no requirió de arena ni mar para traer a lontananza el paraíso de la playa...







Playa Paraíso, Guerrero.
Pilar Rincón

Acabo de descubrirlo

Creo que muchos pasamos nuestra vida pensando… diciendo… esperando… pero si hay algo que hacemos prácticamente en todo momento, es oír.
Sonidos provenientes de todos lados llegan a nuestros oídos, algunos los procesamos, otros no. Quizá el sonido que más impacto causa es el de las palabras.

Sí señor: las palabras… ¿Qué por qué? Escuche/leí en algún lado que las palabras son lo más fuerte que existe en este universo, pues una vez dichas no hay poder que logre eliminarlas. Así que, cuando las palabras salen, es imposible no poder ver/sentir/presenciar… sufrir… el impacto que causa su pronunciación.

Y ahora, la tecnología le permite a las palabras manifestarse en textos enviados por ondas magnéticas: Un nuevo poder.

En su venir y devenir he visto miles de palabras, miles de frases; todas con un poder diferente, pero incorruptible. Y después de tanto tiempo, puedo decir que acabo de descubrir cuál es la frase más mortal de todas: aquella que podría destruir la psique de un hombre.

¿Y cuál es esta frase? Estimado lector, si su intención es utilizarla como arma para derrotar a sus enemigos, no siga leyendo: el mundo ya está lleno de seres despreciables y no necesitamos uno más. Si quiere leerla para protegerse de ella, olvídelo: nunca estará preparado para ella, y cuando le llegue, sólo le deseo que tenga la fuerza para aguantar. ¿Listos? Bueno, esa frase es……………………………
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………‘NO QUIERO ENTENDER’.

Adelante, prepárense, créanse listos para lidiar lo que su cabeza y su corazón sentirán al escucharla. Porque, les aseguro, lo que sentirán es algo mucho peor que morir.

Y después de esta advertencia, damas y caballeros, procedo a retirarme… Mientras veo cómo la oscuridad se apodera de la poca felicidad que aún había en este cuerpo vivo… ¿o muerto? Ya ven que dicen que uno está tan vivo como quiere estar…



Oscar Luján

Mi frente fría

El zarape que me cubre todos los inviernos, este año lo tuve que sacar antes. La luna, hermosa luna de otoño, esta vez se inhibió ante las nubes que durante todo este tiempo han cubierto el cielo; de repente se asoma acompañada de otros astros y yo la miro fijamente, como si fuese la última vez que sucederá, tal vez.

Dos fracciones de mi país, divididas políticamente, ya no sólo tienen un gran río, ahora también tienen un lago ¿sobre?, ¿entre?, ¿dentro?, ¿en? (¿qué preposición queda?) sus casas y lugares de labor, tierras de cultivo. Mi zarape, entonces, queda en segundo plano cuando alguien tuvo que sacar su lanchita sin ser temporada de pesca: no fue a coger peces, fue a salvar humanos.

La ONU dice que se pudo evitar, ¿y qué con eso?, ¿cómo debemos tomar esa conclusión?, ¿como una burla?, ¿un regaño?, ¿una llamada de atención? O como envidia de parte de algunos por la gran diversidad natural que México posee, y que pretenden que aunque sea por desastres como estos nos sintamos mal por haber nacido aquí, por ser tabasqueños o chiapanecos.

Esta noche en el noticiario, alguien pidió oración, alguien pidió comida para sus hijos, alguien pedía una dirección, una orientación para saber a dónde dirigirse después de haber perdido todo, el presidente pidió calma y apoyo… este año el Teleton deberá esperar.

Tú muerto

Se forzó la rapidez del sonido y el tiempo mientras, sentada, esperaba tocarte consciente de mi condición inútil ante el más grande dolor de nuestra vida, de tu muerte.

Se trabaron las palabras: las tuyas, paralizadas con tu ser, frustraron las mías y me ahogaron y hasta ahora se permiten yacer aquí para exponer sólo un poco del infinito sentimiento que heredaste a mi esencia ya triste.


Reprochaste tus minutos regalados a la serenidad terrenal y a la labor médica; después, triunfante expandiste la Tierra, mutaste maravillosamente.

Y mi tiempo quedó hecho dos y decidí no mirarte sino vivirte, caminarte, reconstruirte muy a pesar de lo ambiguo de mis actos y de la base destruida sobre la que caminé cuando no hubo más razón para permanecer en, ese, tu último sitio.

Así, me fui sola para estar contigo y justo ahí te convertiste en poesía; ahora, estoy lista.


¿Qué es la poesía?

Es un instante de tu vida que compartes
con el mío y ambos coincidimos

Es un cuadro dibujado con palabras,
pintado con sentimientos:
emoción, tristeza, nostalgia, amor, cariño,
recuerdos, pasión, impotencia, odio, coraje
cariño, ternura, dolor....

Instante capturado con letras
que arrancan una lágrima o una sonrisa
y transporta al lugar de tus ojos.

Es un aroma que describe, narra y canta...
Es cuando el alma se escurre por la tinta.
Y me quedo sin palabras...

La poesía está llena de “metáforas” y es de quien la vive.... “metáforas”.

La poesía te arranca un suspiro del alma
y te lleva lejos…
Traspasa las barreras del
tiempo y la distancia

La poesía es un acuerdo
del corazón con el lápiz.
Es la comunión que
puede salvar al mundo…

La busco a diario,
por todas partes, en todas partes.
En cualquier rincón...
en la calle, en el metro, en la ventana,
en tus pasos, en tus pechos,
en tu sonrisa, en tu melena y ojos medio bizcos...

Es juguetona, inquieta,
burlona, loca... irresistiblemente bella
Juega, brinca y se esconde...
Sigo sus pasos sigilosamente
y me doy cuenta que se encuentra
por todas partes, en todas partes
En cualquier rincón...



(Pilar Rincón)

Hoy me levanté...

Hoy me levanté… y me dije a mí mismo ‘quiero dejar de ser yo’… ¿qué por qué? ni idea, sólo me nació… así que decidido a encontrar quién sería a partir de ahora comencé a leer libros sobre cambio de apariencia, y cambio de personalidad… y descubrí que quería obtener muchas cualidades:

- La inteligencia de Albert Einstein y Charles Darwin: Con el poder de revolucionar el conocimiento del tiempo y el espacio como estos dos grandes de la ciencia(sea cual fuere la que practicaban cada uno... je)


- El talento musical de Beethoven y John Lennon: Creadores de dos de las melodías más hermosas que se han hecho: La Novena Sinfonía e Imagine, entre otras grandes obras maestras y clásicos.


- La capacidad de razonamiento de Maquiavelo y Marx: Estos dos hombres pudieron cambiar el pensamiento sobre el poder y la estrategia, y aún siguen haciendo ecos sobre los jóvenes que buscan algo en qué creer y sobre lo cual actuar.


- La valentía de Joan D’Arc y William Wallace: Que lucharon y murieron por un ideal de libertad de vida y pensamiento, y nos recuerdan que hay que darlo todo por lo que queremos.


- La seguridad de Cleopatra y Atenea: Que se volvieron símbolos de los países sobre los cuales reinaban (una en el mundo físico y la otra en el espiritual), por haber tenido dos dedos de frente para actuar.

- La galanura de Brad Pitt y George Clooney: …(¿Qué? Yo también tengo mi lado vanidoso)

Y así, después de que anocheció y revisé tantas historias de vida, me di cuenta que no valía la pena hacer el cambio… ¿por qué? pues por una sencilla razón: ELLOS YA SON HISTORIA, Y SER COMO ELLOS NO ME AYUDARÁ A SER HISTORIA. A mí me toca ser YO mismo, y que algún día alguien quiera ser como yo, no por vanidad, sino porque en algo hice cambiar la historia de este planeta.

Así que me iré a dormir porque mañana me toca a mí hacer historia…



Oscar Luján

Haikús de un momento

En el momento (afortunado y repetible) en que la vida nos agarra solos, nos enfrenta con nosotros mismos y provoca que nuestra alma se desborde, se flagele y cambie, llevándonos a una catarsis… no tenemos más que hacer, sólo afrontarlo y superarlo. Cuando pasa, se diluye; ya no es necesario decir bastante:

Mil cosas hay en su cabeza
Entre ellas
Yo no estoy

Que este dolor
Nunca se olvide
Pa’ que no vuelva más

Una gran puerta cerrada
En la necesidad
Se abrió

Fragor subterráneo


Descender no fue peligroso esta vez, ni el trayecto tan largo como para correr hacia la tenue luz de los autos que sobre nosotros pasaban.

No importó que el incienso se apagara derrotado ante el olor humano impregnado en el asfalto.



El recibimiento -a cargo de velas colocadas a falta de otra luz- fue natural, un poco disperso, pegándole a lo indiferente.

La razón: ultimar detalles para que la imagen se prendiera de la estructura desgastada de aquel desnivel peatonal.
Crear, por fin, un lugar para el Fragor subterráneo.



Y se impuso el estruendo. El arte continuó escapando de las válvulas de algún spray y formando letras, personajes, frases, graffiti.



La fotografía continuaba mostrando ideas alternas, noches de tomas, sombras atendidas por un lente.

Y las brochas en óleo también se colaron en este espacio literalmente underground; en este punto de fuga para los creadores que refugiaron sus trazos y su música en una fracción de noche, invitándonos así:



“Permitámonos bajar, ir al fondo, hasta donde la imaginación y los sueños dan origen al soplo que da esperanza”.


(Fragor subterráneo, Calz. de Tlalpan, Octubre 2007)





Placer

Ahí estás tú, recostada en la cama, esperándome. Tu ojos me miran al salir del baño, te excita verme sin camisa… no puedes evitarlo. Tocas lentamente tu pierna con la yema de tus dedos. Rodeo la cama sin mirarte, me siento dándote la espalda y me desabrocho los tenis, de reojo veo estirarte. Tocas mi espalda, tus manos son frías y me causan un escalofrío que me recorre todo el cuerpo. Rodeas mi pecho con tus brazos y me jalas hacia ti, quieres amarme… es innegable. Me recuesto y te miro, sonríes ligeramente y comienzas a besarme el cuello, pero no siento la menor excitación. A pesar de llevar tanto tiempo contigo nunca me has satisfecho del todo. He cumplido todas tus fantasías tontas y sin sentido, yo nunca te he pedido ninguna, pero siempre he querido hacer algo diferente… Me abrazas y muerdes mis labios, giro un poco para estar sobre de ti, tu boca no se desprende de la mía, me separo un poco y te susurro al oído: -Espera aquí, no te muevas… Camino hacia el closet, lo abro sin dejar de mirarte, cierro mis ojos mientras giro mi cara. Tomo mis dos únicas corbatas, las jalo del gancho y caen suavemente, mi caminar hacia ti es tranquilo, te extraña mi actuar, pero esa extrañeza te excita aún más. Comienzo a besarte mientras quito tu blusa con suavidad, aunque tú te la quitas al final, tus senos están libres pues, como casi siempre, no traes brassier. Beso tu cuello y bajo lentamente, toco tus pezones, los pellizco y los jalo ligeramente, sé que te gusta; lamo tu vientre y desabrocho tu pantalón botón por botón, comienzo a bajarlo con todo y pantaleta, me cuesta un poco de trabajo, pero de un tirón por fin está abajo. Tus manos intentan desabrochar mi pantalón pero las tomo y las jalo hacia arriba; tomo las corbatas que están en mi cuello y hago un nudo en cada muñeca y te amarro a la cabecera, tomo tu pantalón y amarro tu pie a la esquina inferior de la cama con él, con tu blusa hago lo mismo en tu otro pie. Tu cara es de total extrañeza, no entiendes lo que sucede; en realidad no me importa. Ahora sí estás a mi merced… comienzo a lamerte las piernas y subo hasta tu boca. Comienzo a quitarme el pantalón, te encanta ver cómo me desnudo y te muerdes los labios de la excitación, con mi pene rodeo tu pubis mientras me susurras que quieres sentirme ya. Penetro rápidamente y sueltas un quejido que no sé si es de dolor o de placer. Mis movimientos son lentos y tú sólo cierras los ojos, pero en cuanto mi vaivén acelera los abres. Me encanta estar así, me incita saber que te domino. Ahora mis movimientos son tan violentos que comienzas a quejarte, pero no puedo parar ahora… ahora no. No puedo más y te suelto un puñetazo en la nariz… comienzas a gritar, tomo tu pantaleta y la meto a tu boca, ver la sangre correr por tu cara me enciende aún más. Te golpeo nuevamente en la cara y tus gritos son más fuertes ahora: -¡Quítate por favor, no me pegues! Mi pelvis se mueve frenéticamente que te saca sangre de la vagina. -¡Me lastimas… me duele…! Muerdo tu pezón con tanta fuerza que logro arrancarlo... la sangre corre por mi boca, nunca había sentido este placer tan indescriptible. Tus gritos me aturden y te golpeo… por fin te callas, creo que te noquee. Sigo mordiendo tu seno y lo arranco de tajo, meto mi mano en tu carne y toco tus costillas sin dejar de penetrarte, no te mueves…creo que estás muerta… que delicia. Jalo tu piel hasta tu estómago, puedo ver tus intestinos, me encanta sentirlos entre mis dedos, es el más grande placer que había sentido, por fin terminaré… me salgo y eyaculo en tus vísceras y veo cómo se mezcla mi semen con tu sangre… es hermoso. Caigo rendido a tu costado, fue exquisito el orgasmo, volteo y miro tu cadáver con los ojos abiertos llenos de terror, sé que querías complacerme en todo, por fin lo lograste… y de qué manera.

Octavio Iván Jiménez Ramírez.

Olor a viejo

Mi abuela no entiende por qué mi abuelo tiene guardados tantos cachivaches en su tallercito, yo sé que en el momento en que necesite una tabla, una herramienta, un fierro de cualquier forma, será más fácil que lo encuentre ahí a que lo mande a hacer; él se refugia ahí por horas, martillando, inventando, revisando objetos que a simple vista son irreconocibles, él siempre les encuentra un uso. Lo bueno es que sabe defenderse: “Ya cuando me muera haz lo que quieras con mis cosas, ahorita no me molestes”.

Mi tía no entiende por qué mi otra abuela se rehúsa a tirar ese buró maltrecho y estorboso, o ese mueble impráctico que ya no combina con el decorado de la casa. He sido cómplice de que se tiren cosas a escondidas, a lo que, si mi abue se diera cuenta, con una mirada de nostalgia se opondría rotundamente.

Las cosas son eso, nada más; pero cuando uno les imprime un valor íntimo por habernos acompañado en cierta etapa, por ser el recuerdo constante de un amor de cualquier tipo o porque tienen una presencia fundamental en nuestra vida, entonces dejan de ser sólo objetos y se convierten en un sentimiento que al pasar de los años es cada vez más profundo y místico, se mudan en historias, en Historia.






























¿Qué tan viejo puede ser un objeto que ha pasado por mil manos comparándolo con la historia que en su tierra guarda el mundo?

Imposible responder, pero vaya que nos aferramos a ellos con la fuerza que sólo el miedo a la intrascendencia puede propiciar. Dejar de creer podría significar negar a los que fueron, a los que pasaron por donde ahora miramos con sorpresa el metal oxidado, las piezas toscas de una máquina poco funcional en nuestros años, las caras ingenuas de generaciones revolucionarias cargadas con todo el equipo propio para la batalla que leímos en libros.

Sentir la aspereza de aquellas cosas, respirar el polvo de una biblioteca de siglos, mirar la madera en busca de polillas nos obliga a pensar en un futuro en el que lo nuestro (nosotros) también será historia.

Es, quizá, un esfuerzo por regresar...

Ambar












Valiéndose de materiales tan diversos como el café, el óleo o las cuerdas y utilizando como lienzo hasta una caja de pizzas, Ambar nos comparte su mundo a través de la pintura.

¿Cómo comienzan?

Durante años nos hemos resobado una frase... una frase tan cierta como incomoda: “Todo lo que comienza, termina”. No, no salió de las mentes “guachosqui” (directores de la trilogía Matrix). Es una verdad conocida por la humanidad desde hacía tiempo. Todo cumple un ciclo. Pero, alguna vez se preguntaron ¿Existe lo que no comienza?

Siempre hemos vivido en un mundo donde, lo que no pueda ser captado por los cinco sentidos, no existe. Sólo es parte de nuestras fantasías oníricas. Y cuando pensamos en eso, siempre entramos en la terrible contradicción: Lo que se ve no siempre existe.

Sólo porque algo no está presente en nuestro universo, no significa que no exista. Sólo no ha comenzado...

¡Ah, canijo, ahora resulta que cualquier cosa puede empezar! No necesariamente.

La existencia en otros planos, si bien, no comprobada científicamente, es un punto a tratar en este texto.

¿Existen otros planos? Si la respuesta es sí, entonces lo que sigue no tendrá ningún sentido…entonces, supongamos que no existen. ¿Qué pasa con todo aquello que no ha comenzado?

Todo eso... perdido... en un limbo...amalgamado... tal vez consciente de su existencia, tal vez no...sin saber todavía cuál es su verdadero ser... ahí...esperando algún día poder comenzar a existir... tal vez nunca logre comenzar... sin objetivo, sin identidad, sin definición.

Este texto probablemente estuvo ahí... pero ahora existe, se comenzó a escribir, y quedará plasmado. Ya comenzó, y seguiré hasta que llegue su fin... pero, ¡oh supremos gustos irónicos! No será tan fácil terminarlo. Así que este texto no tendrá un final.

Solo nos resta decir comenzamos…

(Nota del redactor: El creador de este texto murió al terminar esta única hoja... cumplió con su promesa)



Oscar Luján

HAIKÚS, mundos breves.

HAIKÚS...Poemitas que tienen la ventaja de ser concisos, que aspiran a convertirse en remate, en síntesis de un largo proceso de meditación.

A través de estas expresiones surgidas en Japón, conceptos como realidad, vacío, iluminación y conciencia inmortalizan los instantes de la naturaleza que, aunque es la misma para todos, en su pequeñez y su grandeza, su unicidad y multiplicidad simultáneas, sólo es visible para quien tiene la disciplina de ver con todo el cuerpo más que con los ojos.

Los haikús siempre hablan entonces del alma humana, del punto exacto en el que sujeto y objeto desaparecen para dar la relación indestructible que existe entre lo interior y lo exterior, lo pequeño y lo grande, lo blanco y lo negro.

Pero, vaya que es difícil resumir una experiencia espiritual, una visión global del mundo en la brevedad de los haikús,-diecisiete sílabas, distribuidas en tres versos-, por lo que con frecuencia se tiene que recurrir a las licencias poéticas.

El haikú es, debe ser, un alfiler en la conciencia.

Dicho esto, a disfrutar la abstracción de la poesía sintética:

Bajo la montaña
más y más cerca
de la soledad.
MARKO GROSELJ ELSNER

Bosque de otoño-
paso tras paso
susurro tras susurro.
ALENKA ZORMAN


Del viejo vestíbulo
murmuran enmoheciendo
los pasados días
DUSAN VOGLAR


Amor
Corta travesura
De prados cubiertos de nieve.
MIROSLAV BREGAR

Rosadas flores
Palidecen y caen del duraznero
La muerte está cerca.
DOLORES TERSEGLAV

Triste nube.
En trozos jadeos del cielo
Blanco copo de nieve.
ZLATKA LEVSTIK

Papá
¿Cómo el riachuelo en la noche
No duerme?
JURE DETELA

El manantial
Silenciosamente y vivo
Resbala entre los dedos.
TADEJA VIDMAR

*Lontananza reconoce la labor documental de Norberto de la Torre, gracias por acercarnos a los Haikús.

Nuestros Muertos

Hay muertos que matamos luego luego, que cubrimos con olvido forzado en paladas de tierra fresca, muertos que han dejado en las entrañas de la historia heridas profundas que tardan años en dejar de sangrar, bestias a las que el rencor revive en la memoria de lo que no debió ser. Estos muertos se niegan a irse, sobreviven décadas, pero al final queda de ellos un nombre ininteligible en una lápida oxidada.

Y hay muertos que jamás mueren, que solitos van y se posan en una peña a mirar desde la muerte cómo avanza la vida, cómo retrocede o se aniquila; muertos que solitos hablan por la boca de los que les sobreviven, que serán escuchados por los hijos de los que hablan por ellos, y los hijos de los hijos resucitarán a esos que han caído más allá de la noche y los días. A éstos los llamamos Nuestros Muertos, porque de sus huesos pulidos se levantan sueños truncos, sueños que debieron ser, sueños de ti y de mí. Son Nuestros Muertos porque de ellos venimos y hacia ellos vamos.

(Fragmento de "La guerrilla y la esperanza:Lucio Cabañas" de Armando Vega Gil, publicado en la revista eme-equis)

* Puedes leer el texto completo dando click en el título de esta entrada

Amantes perfectos



Idea tomada de "Morir de Amor. Permanencia voluntaria", exposición presentada hace algún tiempo en el MUCA.
***
***
La geometría no tiene ni la más pálida idea de lo
que les sucedió a estos dos enamorados, que han

muerto adentro de un cubo. El amor tampoco sabe
nada, no ofrece respuestas, pero sigue con sus
desesperadas labores: ensamblar caricias, ordenar
sentimientos, unir egoísmos. Matemáticas, ángulos,
coordenadas, emociones que parecen concordar no
significan nada para un beso que nunca fue calculado,
que al parecer nunca dio resultado. La suma en el amor
es una resta, la multiplicación de afectos una errónea
división. También la muerte es inexacta.
Adscha.

El despertar de otro mundo

Las palabras que estoy a punto de escribir muestran mi desesperación por la que será mi inevitable muerte, lo que contaré a continuación carece de detalles debido al horror que me corroe y que ha sido borrado por mi mente para evitar la locura, ansío que sirva como advertencia para cualquier hombre que busca en un libro las respuestas de aquellas cosas que ningún ser vivo tiene el privilegio de saber.

Todo comenzó cuando mi obsesión por aquel escritor de nombre Howard Phillips Lovecraft llegó más allá de leer cada una de sus obras y tratar de conocer el pasado de este literato que le orilló a una soledad inmensa, yo quería conocer más… aún más, lo cual me llevó a conseguir aquel libro maldito, el libro del que tanto hacia referencia: el mítico Necronomicón; cuando logré abrirlo en la soledad de mi habitación sentí aquel estremecimiento de pavor que se escurría por mis dedos e inundaba mi cuerpo, sabía que en mis manos tenía aquel poder del que tanto Lovecraft había alucinado. Pero lo que yo buscaba era realmente saber si este texto podía conducirme a conocer aquellos demonios y situaciones que había relatado Lovecraft en sus obras. Lo leí con minucioso detalle, intenté comprender hasta el más pequeño dato de aquellas palabras, sin importarme las advertencias que se encontraban en el mismo.

Después de terminar de leer aquel texto me decidí cruzar aquel umbral; entraría en los pórticos del conocimiento, aquellos que relata Lovecraft en el cuento de “A Través de las Puertas de la Llave de Plata”, aquellos pórticos que me darían la eternidad a lado de los dioses primigenios como Cthulhu y Azag-Thoth. Posteriormente de haber aprendido la pronunciación de aquellas palabras de la cultura sumeria antigua comencé a hacer aquellos ritos preliminares para obtener la vida eterna, siempre a lado de los libros de Lovecraft y el Necronomicón del Árabe loco Abdul Alhazred. A partir de ese momento comenzaron aquellas pesadillas que fungirían como advertencia pero que yo me negué a aceptar como tal, no sé a ciencia cierta lo que soñaba, pero sé que era un sueño aterrador, pues despertaba gritando de horror y sólo podía recordar aquellos tentáculos aproximándose a mi.

Tras casi mes y medio de estudio del Necronomicón estaba listo para conocer aquellos dioses y ser parte de ellos, decidí entrar esa misma noche, la madrugada llegó y me encontraba en un bosque cercano, con una oscuridad que paralizaba… ahí comencé:

¡Iä-R’lyeh! ¡Cthulhu fhtagn! ¡Iä! ¡Iä!
¡Iä! ¡Iä! ¡Cthulhu fhtagn!
¡Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah fhtagn!
¡Iä! ¡Iä!...

Lo que vi después de recitar aquellas palabras fue un haz de luz que se habría ante mis ojos absortos, sabía que había desatado un poder escondido por siglos… seguí recitando aquellas palabras y de aquella puerta apareció un ser de figura perversa y de fealdad no concebida por ningún ser humano en la faz de la tierra, me resulta difícil describirlo, de hecho sería imposible…, comenzó a recitar una serie de sonidos guturales, no logré comprender lo que me decía, ni recordé haberlo leído en el Necronomicón, además el simple hecho de mirar aquel ser monstruoso me dejó estupefacto, sus ojos mostraban la ira de haber sido despertado de su sueño eterno…, no pude responder nada y salí corriendo; corrí hasta llegar a mi hogar, puse cerrojo a la puerta y quemé aquellos libros en la sala que nunca debí leer, no pude dormir; incluso al cerrar los ojos aparecía la figura monstruosa de aquel ser. Traté de seguir con mi vida normal, pero estaba consciente de que había despertado aquellos dioses y me perseguirían sin cesar. Las pesadillas comenzaban a ser más graduales y más aterradoras, las noches son un tormento para mí, en las sombras sé que me miran, recientemente he visto secreciones raras que aparecen en distintos lados de la casa, sé de antemano que son aquellos dioses que me acechan y he escuchado a todas horas aquellos sonidos guturales y otros sonidos aterradores que me persiguen a todos lados y que se han agravado más y más.

En estos momentos los sonidos en morada se agravan…, la ventana pareciera que está a punto de reventarse… miro a seres monstruosos que rodean mi casa… han entrado… el fin está cerca… la puerta… la puerta…


Octavio Iván Jiménez Ramírez

Place

Una mente global se dio a la tarea de reunir a varios diseñadores esparcidos por el mundo, a quienes invitó a reflejar su entorno a través de trazos y colores; éstos recibieron una maleta que contenía: una libreta en blanco de dimensiones mayores a las comunes y una playera, también vacía; elementos de creación que devolvieron rellenos de arte y que expusieron en varios puntos del planeta.
Aquí pues, algunos ejemplos.









De trenes

Todos sentados recorren una estación interminable, concientes e indiferentes a su destino fatal. Corre el tren y pasan las horas y los días. Sin embargo en ti cabe una angustia que no te deja, que te impulsa a negar tu fin, a desafanarte de lo que te toca; y es eso, la angustia, la que te mueve a seguir, a cuidarte… pero es eso! (el miedo) lo que te lleva a hacer las cosas bien. Y ves como caen uno a uno de los que viajan contigo, ves que se rinden, que aceptan su trágico final, ¿cómo es posible?!! Tú te niegas, no quieres toparte con esa mirada que te penetrará y acabará con todo lo que eres. Pero es la desesperación, es el ansia, es el gran temor lo que te motiva a luchar por la vida. Y no son las ganas, no es la convicción de seguir aquí, no es la alegría de seguir viva. No, no!! Es sólo el miedo a enfrentarte con la muerte, es sólo la evasión de tu fatalidad. Todos se dan cuenta que luchas, que te aferras a este mundo, a este vagón, a este espacio que se va vaciando; se admiran, entonces por momentos te hacen sentir grande y segura. Pero qué de grande tiene seguir sin compañía, qué valor puede tener el egoísmo de ver por ti, sólo por ti, siempre por ti, mientras todo lo demás se acaba poco a poco. ¿Qué no te das cuenta que te vas quedando sola? Sólo con tu angustia, tu miedo, tu desesperación, tu ansia, tu temor; porque sólo es eso, no te mueve nada más.

***
Todas las noches llega por mí un tren que se atreve a rebuscar mis memorias, no sé quién lo maneja, pero me conoce tan bien, que si me topara con esa persona la amaría para toda la vida y hasta le tendría un poco de temor.
Y ya va por aquí, y da vuelta hacia allá, recorre aquel camino… Por los pequeños ventanales voy mirando cada escena de mi vida, cada imagen se ve tan real, tan al alcance, que temo sacar mi mano y modificar algo del pasado. A veces es difícil resistirse a esa tentación, hay muchos de esos paisajes que quisiera cambiar; sin embargo, así pasó, así es y aún vive en mí y todo ello lo llevo conmigo siempre, me da forma, provoca mi existencia.
Me entretiene ver jugar a mis personajes, toda esa gente que es parte de mi historia y que sólo por eso la hago mía, aquellos también que nunca quise conocer, esos con los que me hubiera gustado profundizar y los que nunca existieron, pero que yo he creado para sobre llevar la realidad absurda.
Ahora voy de regreso y lloro, suplico al tren que se demore, que haga paradas en cada estación (tal vez alguien desee abordarlo y reconquistar mi vida de nuevo). Sin embargo va tan veloz que todo se difumina; ya no visualizo claramente, sólo veo cuerpos amorfos que se distorsionan con el tiempo y el espacio… Y estoy aquí de nuevo, un poco perdida pero viva, sencilla, vulnerable, con todo el sentimiento que golpea por dentro y me sigue presionando el pecho para salir y escabullirse por ahí, para jugar con algún ser complaciente que se encuentre perdido.
Si la velocidad de este tren me permite vislumbrar el paisaje que se abre ante mi rostro, si logro esquivar el humo que esta locomotora despide y que intenta volver a mi alma con intenciones de nublarla, si logro que mis personajes (los intrusos) se abstengan de guiar mi historia y que la improvisación converja con mis más íntimos ideales y experiencias; entonces sabré mirar al cielo y dar gracias.

Ser de izquierda

En pocas palabras, ser de izquierda significa oponerse en todo momento a la injusticia, la explotación, la discriminación, la corrupción y el autoritarismo; luchar siempre por la protección del medio ambiente, por la unidad de los oprimidos y por el derecho universal a gozar la diversidad en todas sus manifestaciones. Para decirlo de otro modo, ser de izquierda implica vivir íntegramente resistiendo a toda hora y en todo lugar contra la devastación neoliberal y buscando simultáneamente alternativas a la dictadura económica del capitalismo.
Ser de izquierda es ser derecho.

Que no haya miedo

Hay que aprender a escuchar. Para escuchar realmente, hay que ser abierto. Para ser abierto, hay que descansar. Para descansar, que no haya miedo. Para que no haya miedo, hay que confiar en la vida. Para confiar en la vida, hay que entregarse al amor. Para entregarse al amor se necesita ser valiente. Pero sólo el heroe verdadero es suficientemente valiente para entregarse. Para los demás, es más fácil luchar.

A un lado la psicología. No hay complejos en el amor. Se trata siempre de simplificar. Hablar con palabras sencillas y francas. Amar de verdad. Amar a los amigos. Enamorarse cada día de los amigos. Amar lo que se come, lo que se dice, lo que se hace. Hacerse especialistas en el amor. hacer que haya más amor. Y ya.

Perú necesita sangre

Una delgada columna de sangre desciende desde una bolsa de polietileno hasta la vena mayor de mi mano. ¿Qué otro corazón la impulsaba antes, qué otro corazón más vigoroso y espléndido que el mío, lento y trémulo? Esta sangre que me reconforta es anónima. Puede ser de cualquiera. Yo voy (o iba) para ser misántropo y no quiero una deuda sospechada en todos los hombres. ¿Cuál es el nombre de mi dador? A ese solo y preciso hombre le debo agradecimiento. Sin embargo, la sangre que está entrando en mi cuerpo me corrige. Habla, sin retórica, de una fraternidad más vasta. dice que viene de parte de todos, que la reciba como un envío de la especie".
(J. Watanabe).

Navegando por los blogs, tuvimos la suerte de llegar hasta Perú (http://agendadepoesia.blogspot.com) y encontrarnos con este texto que nos permitimos colocar también en Lontananza, donde la tragedia en aquél país no nos es indiferente, el que pretende ser un medio para que cualquier tipo de apoyo hacia los peruanos logre llegar…muchos poquitos hacen un montón!

Ajenos vulnerables

México, país ubicado más o menos en el centro del continente americano, muy cerca de una voluminosa y poderosa concentración de güeros, pero también muy cerca de la historia maya de Guatemala, sin olvidar desde los salvadoreños hasta los argentinos, aunque así estemos acostumbrados...a olvidar, a creernos ajenos a las mutilaciones en oriente medio, a la enfermedad (literal y no) africana, a las largas y explotadoras jornadas laborales de China y, para no ir tan lejos, a los cientos de peruanos que murieron y siguen muriendo luego del terremoto de hace unos días.

Suponemos la tragedia como algo ajeno, algo ocurrido hace más de dos décadas; ya saben en 1985, o más para atrás, en el 71, en el 68, en 1910 y cien años antes...y es que no es suficiente con admirarnos y ver todo el noticiario, no son suficientes tres días de luto, ni mucho menos un avión cargado de providencias, siempre escasas ante la necesidad desesperada que se agota con el respiro. Y no lo es porque sólo abarca a unos cuantos, a esos que se saben parte del otro, parte de su temor, el que poco a poco también rebasa esta frontera.

Del viaje

... a esa edad no sabía aún lo que realmente quería, salvo, quizá, viajar. Así que viajé, mochila al hombro, algunas latas de comida, trenes infinitos y playas largas en las que dormir, o parques, o lo que fuera. Nunca se ha necesitado dinero para viajar, lo único imprescindible son las ganas y a mí me sobraban.

José Úzquiza Araúzo (fragmento)

Objeto mágico para sanar al mundo


Esta es una página en blanco
Blanco (algodón, gasas)
No informa
No opina ni sabe
No promueve una acción de consumo
No invita
No tiene prisa
No expone puntos, ni presenta gráficos
No muestra calificativos
No ironiza mediante el uso de comillas
Blanco (infinito antes de alfa)
Las noticias, el resultado en el encuentro de fútbol, los fichajes, los obituarios, las declaraciones de los dueños del mundo, los relatos de los magos y los anhelos de los músicos están en otra parte. Esta página ha decidido permanecer en blanco.
Blanco (espuma de la ola, se desliza el surfista)
Quiere ser pintura y llenarse la superficie con plastas de colores.
Blanco (pelota en el aire, kilómetros por hora)
Quiere ser un barco, un avión, una bicicleta que se desliza suave retando la inclemencia del empedrado.
Blanco (plumas, un día mis alas)
Quiere ser plegaria, himno, cántico, mantra; quiere ser repetida una y otra vez en todas las lenguas, vivas y muertas, hasta que la vibración producida logre poner en el foco al universo.
Blanco (vestido almidonado, ella dice acepto).
Quiere ser un techo móvil; un refugio portátil contra la mala suerte, una guardia para el vagabundo, una cobija para el perro que no tiene siquiera dueño.
Blanco (arena de la orilla, el mar siempre es frontera).
Quiere ser una plaza, una calle, una esquina; un sitio abierto donde dos pueden mirarse por horas y tienen testigos.
Blanco (cono de papel, gotas en tus labios).
Quiere ser consuelo, remedio, alivio; el trapito que detiene a la lágrima en su velocidad dolorosa.
Blanco (grano de sal, punta en la lengua).
Quiere ser graves, agudos y medios; quiere ser coros y versos, guitarra y bajo, la batería y la voz.
Quiere ser la canción entera. Dos escuchan en un mismo tiempo
Blanco (sala de hospital, tus ojos en el cielo).
Quiere ser el hambre saciada, la sed apagada, la duda resuelta.
Blanco (algodón, gasa).
El suelo dulce donde puede el extraño estrellar su cohete.
Blanco (sana pronto)
Quiere ser el día de mañana.
Blanco (Ya va a pasar. Ya va a pasar. Ya va a pasar).


(Julio Martínez Ríos)

A tiempo

El tiempo no se detiene, ahora ya pasaron cuatro segundos, cuando termine este párrafo y si la inspiración no me falta ya habrán pasado unos tres minutos tal vez, y sin embargo requeriré de días, quizá, para poner punto final al texto, aún con las ganas que tengo de que estas ideas fluyan, se vean proyectadas en tinta y no sean interrumpidas por un asunto del trabajo que ya veo venir.

Y es que no hay nada, absolutamente nada que no sea vulnerable al paso del tiempo, podemos evitar la luz o la total oscuridad, escondernos de la lluvia, del calor o el frío, pero del tiempo jamás, él es parejo, no sólo con todos, con todo!, con cualquier cosa que existe, visible o no. Y sin embargo, así como es tan imparcial, también es todo lo contrario, o nosotros mismos hacemos que parezca subjetivo, es decir, que a veces provocamos que un minuto pase tan tan lento, a cuenta gotas, o que de repente se haga noche sin haberte percatado del paso de las horas (ahora es cuando soy interrumpida, aunque sea fueron dos párrafos…ya vuelvo……………. Regresé, uuuf, ha pasado tanto, no hubiese querido que fuera así, pero en fin, al menos pude rescatar lo que ya llevaba escrito, a penas si tuve tiempo de guardar las pocas líneas que alcancé a redactar, y después de varios días regreso a lo presente). El tiempo entonces pasa y le hace falta a todos, cómo me encantaría que esa frase que usamos tanto de “Voy a hacer tiempo”, “Estuve haciendo tiempo”, “Tuve que hacer tiempo” u otras variaciones, en verdad fuera literal; seguramente todos nos dedicaríamos a hacer tiempo, tal vez hasta habría empresas dedicadas exclusivamente a eso. O, en todo caso, cada vez que se te hiciera tarde fabricarías tiempo para evitar la impuntualidad… hacer tiempo para que esa persona jamás se fuera, para que ese chocolate nunca se terminara, para que ese viaje fuera duradero.

Por eso lo que peleo, lo que aún no puedo concebir, es la falta de eso que todos sabemos qué es pero que resulta tan difícil definir, eso que tiene un nombre el cual nadie sabe a quién se le ocurrió, o por qué se determinó que de repente lo midiéramos en segundos, minutos, horas, días, semanas y todo lo que le sigue. Si al fin y al cabo el tiempo pasa lo midamos o no, y realmente nuestras mediciones casi nunca son exactas, no es exacto, por ejemplo, decir que una mujer tiene su periodo menstrual cada 28 días, que un bebé nacerá en 9 meses, que un mes tiene cuatro semanas o siquiera pensar que todo el mundo tiene la misma hora en su reloj. Y todo eso al tiempo no le importa, el fluye y fluye sin ningún tipo de intermitencia; se derrama por la vida de cada persona y va dando pie a sucesos buenos, malos, va marcando los rasgos físicos e interiores de la gente, sólo hace falta mirar tu álbum de fotos para saber que el tiempo, no sólo ya pasó, está pasando.

A ratos me encanta pensar que, si el tiempo de cualquier manera es, entonces por qué no darnos más de él. Así, me imagino despertar un día que no va a durar 24, sino 48 horas - tal vez tendríamos menos días, pero más tiempo-entonces levantarme, ir a trabajar mis nueve horas correspondientes, comer tranquilamente, quizá dormir una siesta de tres horas, ir a visitar un museo, platicar con la familia o un amigo, pasear por la ciudad y, después de un rato de esparcimiento, realizar otros deberes rutinarios (el banco, la ropa, escombrar, estudiar, organizar papeles, mandar mails…) y saber que terminando de hacer todo ello aún me dará tiempo de leer y de dormir las horas necesarias como para realizar el itinerario del día siguiente sin ningún pestañeo.

Y pienso también en el trato tan diferente que nos daríamos entre nosotros, porque sabemos muy bien odiar a quien nos quita el tiempo, la persona que nos entretiene sabe que va a recibir un mal gesto de nuestra parte o que en ocasiones pensamos dos veces en ayudar a alguien en aprietos porque no tenemos tiempo de detenernos. Con más tiempo entonces, creo que no nos importaría tanto, por ejemplo, echarle la mano a un encuestador para que te haga una de esas entrevistas largas y tediosas o ayudar a una persona mayor a cruzar la calle, tal vez detenernos a preguntarle a alguien si se siente bien o si está perdido, o permitirnos el tiempo para dar los buenos días a la chica de la taquilla del metro sabiendo que ella te contestará amablemente y no sólo te aventará los boletos y las monedas que te sobran para atender de manera inmediata a la siguiente persona.

No sé, simplemente darnos tiempo para observar, para alimentar una amistad y crear otras cuantas, amar, sentir y no dejar pasar detalles importantes que puedan cambiar nuestro día, o nuestra vida quizá; no dejarnos vencer por el sueño cuando hay una hazaña esperándonos, pero permitirnos también soñar en su momento; en fin, dejar a un lado la apatía y la indiferencia que la falta de tiempo provoca. Ojalá haya (halle) tiempo, o mejor, ojalá que el tiempo que me ha sido concedido no sea sólo tiempo perdido.