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Cuando una vez pensé que era malo

¿Te ha pasado alguna vez? Esa sensación de hacer el mal conscientemente cuando ni siquiera posees alguna razón, sólo lo imaginas y ya…

Esa vez iba caminando por un anden de la estación Tacuba; no había mucha gente, era cerca de medio día. En la orilla estaba ella, una señora joven, de tez blanca y orejas pequeñas, con una falda y un suéter encima de varias capas de ropa, llevaba consigo dos grandes bolsas de las cuales ignoro hasta ahora el contenido. De repente pasó por mi mente: y si aventara a esa mujer, una total y perfecta desconocida para mí, hacia las vías, si esperara el momento justo en el que el tren se aproxima para darle impulso a esta persona hasta la muerte…
su semblante se veía cansado, harto, cotidiano.

¿Tendría hijos, un esposo, una madre? Qué es lo que pasaba justo en ese momento por su mente que se le salía por los ojos de tan perdidos. Tal vez moriría al instante con el impacto de la caja naranja, se robarían sus bolsas (probable sustento) y quien la esperara en casa pasaría una noche y quizá días de angustia hasta que se le hiciera saber la defunción.
de ojos café oscuro y con el cabello sujetado a su cabeza por varios pasadores.

Metro inhabilitado de Tacuba a Rosario, acumulación de personas por los pasillos, policías, paramédicos, ratas y cucarachas escondidas en lo profundo de aquel piso subterráneo por todo el movimiento. Imaginaba lo que sería la última expresión de la mujer mientras cae al vacío con una mano estirada hacia la vida.

Me daba miedo pensarlo, no comprendía cómo yo, un chico responsable dentro de los parámetros normales, podía ser capaz de recrearlo todo cínicamente… pero no paraba, no lo evitaba, no dejaba de pensarlo. Cuántos pasos daría para llegar a mi objetivo sin causa, cuánta fuerza tendría que aplicar y de qué forma, qué parte de su cuerpo recibiría mi potencia calculada.
sus uñas eran cortas, tenía una cicatriz en su brazo izquierdo.

Por qué viajaba sola, qué le hacía falta, cómo se vería feliz. Miles de preguntas bombardeaban mi cabeza, como si ya la hiciera parte de mi vida y como si esto y todo lo que implicaba que ella habitara este planeta justo en ese momento, no me importara un comino.

¿Te ha pasado?, ¿lo has sentido?, ¿has imaginado hacer el mal así nada más, porque sí?

Pero yo no soy así, sólo a veces pienso cosas, aunque puedo darme cuenta, desde esta celda húmeda y grisácea, que de vez en vez las suposiciones, la imaginación, deja de serlo.
era de cabello negro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente comienzo. a preparar historias pa leerlas del papel, donde estoy. será.

lontananza dijo...

Si uno cree lucha, si dos creen será. Será. Gracias por creer.