La fulgurante intimidad
de una mañana de otoño
y el alejamiento de
los sentidos me tenían
reservado otro destino,
algo que me producía
incertidumbre y extrañeza,
algo que no divisaba
en el horizonte, un
amor opaco, perdido,
cuya estima no sabía
a quién se dirigía
ni a dónde, en qué situación.
Adrián Schleske
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