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Dieciséis años sin la reina

Él podía andar como un alumno más del Earling Collage of Art y sin un centavo en la bolsa, pero desde entonces resaltaba su forma llamativa y extravagante de vestir que, unos años más adelante, le daría una presencia singularísima en el escenario. Como simple admirador del grupo Smile, conformado por May Brian y Roger Taylor (guitarrista y baterista de Queen, respectivamente), fue quien reanimó a estos muchachos para no claudicar con el proyecto de su banda. Unos le llamamos Dios, otros destino, pero, como le quieran decir o a quien le quieran echar la culpa, hubo algo que puso a Mercury en ese lugar, en ese espacio, con esos personajes y en el tiempo donde roqueros como Jimi Hendrix podían influenciarlo muy de cerca.

Son muchas las aportaciones que Mercury hizo a la agrupación a la que perteneció y en la cual logró desarrollarse como un verdadero artista y “show man”, no por nada su declaración, que, aunque petulante, todos sabían, era cierta: “Nunca me he considerado el líder de Queen, la persona más importante, quizá”. Podemos empezar por adjudicarle el nombre de su banda; él sabía que el grupo necesitaba un nombre elegante y universal, simple pero con presencia, y claro, bajita la mano, también llevaba implícita una connotación gay, pero esa era sólo una de las miles de interpretaciones que se le podía dar a la palabra “Queen”. Dicho nombre, después de causar risas y desconcierto entre los demás integrantes, al final fue elegido de común acuerdo y utilizado por primera vez el 27 de junio de 1970 para un concierto de beneficencia en el Imperial Collage.

Frederick o Faroukh Bulsara, nacido el 5 de septiembre de 1946 en Zanzíbar, fue sin dudarlo, un genio musical; era totalmente propositvo y jamás le dio miedo experimentar; cuando entraba a un estudio, se adueñaba de él y explotaba sus recursos hasta el límite. Hay muchos ejemplos para demostrar las virtudes de Mercury como músico; Liar, Killer Queen, Bicycle Race, Don’t stop me now y la última rola que escribió, These are the days for our lives, son sólo una probadilla de su extenso trabajo como autor e intérprete.

Su obra maestra fue la incluida en el disco A night at the Opera, “Bohemian Rhapsody”, este sencillo, trabajado sólo con los cuatro integrantes del grupo y el productr Roy Thomas Baker, tiene 182 voces superpuestas y, entre la sección operística, la de rock, las mezclas de los instrumentos y los fragmentos vocales que de un momento a otro se le ocurrían a Freddie, la rola de seis minutos fue terminada en un lapso de tres semanas. Además, no sólo es el virtuosismo en la música, sino que, por toda la imaginería que tiene en su contenido, se puede pensar que es la confesión de un asesinato, la declaración de arrepentimiento que Mercury le hace a su madre o simplemente la rudeza de las relaciones humanas; al final, el autor de esta obra, lanzada el 31 de octubre de 1975, decìa al respecto: “creo que la gente debería limitarse a escucharla, a pensar en ella y a sacar sus propias conclusiones sobre lo que el tema dice a cada quien”.

Lo que Freddie hizo, todo lo que construyó, cada una de sus creaciones, eso, todo eso, puede quedar guardado para siempre en la historia de la música y ser admirado por cada uno de los que hemos tenido la oportunidad de conocer su trabajo. Sin embargo, él no fue inmortal, el 24 de noviembre de 1991 falleció a causa de una bronconeumonía desarrollada por el SIDA, justo un día después de que hizo pública su situación de salud, sosteniendo ante los espectadores de una cadena televisiva que era portador de VIH. El mundo se estremeció, fue difícil afrontar la pérdida del líder de una banda tan importante, los mismos integrantes sabían que en ese momento, sin Freddie, Queen también dejaría de existir. Unos meses después, en abril de 1992, se celebró un concierto en su memoria y en beneficencia para el combate contra el SIDA, en el estadio de Wembley de Londres.

¿Hay que justificar este texto sobre La reina? Tal vez no hace falta; la grandeza, el virtuosismo, su arte, su vida, su canto… todo lo que implica nombrar a Faroukh Bulsara, siempre y en cualquier circunstancia será bien recibido. Pero qué bien hacerle una remembranza en este mes que cumple 16 años de estar lejos, 16 años de que el mundo ruede sin su presencia, más de una década y media de recordar a Freddie Mercury… Dios salve a la Reina.


“Siempre me he considerado una estrella y ahora parece que el resto del mundo está de acuerdo conmigo.”

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