Sofía:
Ayer me preguntaste por qué esas dos chicas se besaban, noté en tu expresión cierto asombro y curiosidad y supe entonces que el entorno comenzaba a contagiarte de meros prejuicios; no llegaste al grado de desprecio, repulsión y morbo con que la demás gente miraba aquella escena.
Pero antes de que esto pase, quiero que sepas que el humano, no el hombre o la mujer, el humano encuentra distintas formas de percibir el mundo, y las circunstancias, los amigos, la familia, las personas con las que se topa durante su caminar le permiten abrir puertas interiores para descubrirse, para encontrar su equilibrio, su esencia, pero sólo en sí mismo debe hallarse la valentía para proyectar la persona que es y saber arriesgarse para vivir realmente, con su propia visión, sabiendo que no siempre encontrará comunión con los demás, pero siempre exigiendo el respeto que él mismo es capaz de mostrar.
No te asustes porque algunos se aman, preocúpate más bien cuando a la capacidad de amar no le quede ni su rastro. El amar es una necesidad que, sobre todo en estos tiempos, pocos se atreven a indagar; lo cierto es que nadie te obligará a amar a alguien y no será posible tampoco que te prohíban sentir algo especial por cierta persona. Eso sólo se da y tú lo sabrás reconocer.
“Porque es una forma de demostrarse el afecto que las une” te contesté; no intentes comprender la atracción de géneros, simplemente sé sincera con lo que sientes, con lo que te hace feliz, en la medida que apliques esto podrás dejar de cuestionar, de sectorizar y entenderás que todos somos tan iguales como diferentes y que la forma en que amas es tan natural como el estilo de vida que forja cada persona para sentirse plena.
Esperando que estas líneas sirvan para que en adelante no se pidan ni se deban dar más explicaciones de algo que, sabemos, existe, o que al menos haga de ti una persona más libre, sin tabúes ni ataduras, te la deja afectuosamente tu hermano: Filos
Ayer me preguntaste por qué esas dos chicas se besaban, noté en tu expresión cierto asombro y curiosidad y supe entonces que el entorno comenzaba a contagiarte de meros prejuicios; no llegaste al grado de desprecio, repulsión y morbo con que la demás gente miraba aquella escena.
Pero antes de que esto pase, quiero que sepas que el humano, no el hombre o la mujer, el humano encuentra distintas formas de percibir el mundo, y las circunstancias, los amigos, la familia, las personas con las que se topa durante su caminar le permiten abrir puertas interiores para descubrirse, para encontrar su equilibrio, su esencia, pero sólo en sí mismo debe hallarse la valentía para proyectar la persona que es y saber arriesgarse para vivir realmente, con su propia visión, sabiendo que no siempre encontrará comunión con los demás, pero siempre exigiendo el respeto que él mismo es capaz de mostrar.
No te asustes porque algunos se aman, preocúpate más bien cuando a la capacidad de amar no le quede ni su rastro. El amar es una necesidad que, sobre todo en estos tiempos, pocos se atreven a indagar; lo cierto es que nadie te obligará a amar a alguien y no será posible tampoco que te prohíban sentir algo especial por cierta persona. Eso sólo se da y tú lo sabrás reconocer.
“Porque es una forma de demostrarse el afecto que las une” te contesté; no intentes comprender la atracción de géneros, simplemente sé sincera con lo que sientes, con lo que te hace feliz, en la medida que apliques esto podrás dejar de cuestionar, de sectorizar y entenderás que todos somos tan iguales como diferentes y que la forma en que amas es tan natural como el estilo de vida que forja cada persona para sentirse plena.
Esperando que estas líneas sirvan para que en adelante no se pidan ni se deban dar más explicaciones de algo que, sabemos, existe, o que al menos haga de ti una persona más libre, sin tabúes ni ataduras, te la deja afectuosamente tu hermano: Filos
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